A los poetas
Tengo fobia. Desconfío del aire. Es normal. Lo tóxico es el
denominador común en el agua y en el aire. En qué otro lado del Universo se supone
que uno es un ser vivo. Era falso lo que decían los panfletos publicitarios que
se emitían cuando se habitaba en el vientre. Qué les costaba decir la verdad.
Si hubiera sabido antes que el ardor es normal en el fuego, entonces derretirse
no habría sido sorpresa. Ya abrasado. Irreconocible el cuerpo y el alma. Es
obvio, la realidad es aprendida. A partir de ahí las pretensiones no serán ser
mártir, ni ser masoquista, ni causar lástima. Hay que escribir, eso es
suficiente. Escribir poesía es felicidad. Admiro al poeta que da forma a lo
abstracto y sublima en el lenguaje la sima donde todos los cobardes no quieren
caer. Ignorarle al poeta es cobardía, por no querer entender la existencia, por
no captar al vocero del precipicio de la humanidad. Un poeta que se dispara en
la frente todas las noches, no merece morir.

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