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| foto: Eduardo Jaime |
Hay una fila larga de
urgencias,
con una sola decisión
como acto terrorista
elimino en un segundo
de explosión todo
y me quedo dentro del
polvo que se levanta
con una sensación de
tener ya todo solucionado.
Las urgencias son
indestructibles
y la única salida que
hay es resolverlas
pero cada vez llegan
más, las trae el tiempo
más y más, no paran de
llegar, la fila
se torna infinita,
inconmensurable, aterradora.
Sin embargo esas
explosiones, esa polvareda
quita temporalmente
aquella sensación de ansiedad
al ver que los
problemas que se dan normalmente en la vida
están cuesta arriba y
aparentemente muy remotos de resolver
una nube de polvo
entonces sirve.
¿Qué queda? Creo que
nada
salvo que dejarse
abstraer por el arte
quedarse absorto ante
su postura conquistadora
ante su seducción que
nos quita un pedazo de vida
para ahí encajar su
quid, eso que nos droga.
El arte está en el
color vacío del techo
cuando en mi estado onírico que
me eleva
fantaseo mi ser en
bellas formas.
Mi “valioso
tiempo” es aniquilado
vivir mejor en el
pensamiento compensa.

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