Mall del Sol - Guayaquil
Me hallo aquí
con un
documento apostillado
quiero
calificar en el extranjero.
Llevo el
móvil descargado
por culpa de
un cargador
de
obsolescencia programada extrema.
Canciones
desde los parlantes
empotrados
en el techo.
Se pretende
entretener, y la verdad
lo único que
entretiene es
el olor que
expide los restaurantes,
tal vez una selfie.
Cinco mesas
a la izquierda “Nada Importante”
se devora al
“Tiempo De La Vida”,
ante los
ojos de la muerte.
No consumo
alimentos porque no tengo hambre,
leo Miller y
es cruel que nada haya cambiado,
humanidad
contemporánea inmutable.
Todos estos
comensales en sus trabajos
no trabajan
por un pan, trabajan por dinero,
y ver eso es
la misma experiencia
que tengo
cuando rechazo la mano
que me
mendiga.
Todos
movemos el culo por algo
con la
garganta siempre anudada,
respiramos con
ese estorbo
como si
fuera lo más normal
tal como
normalizo esa mano
que me sigue
mendigando.
En este
Patio de Comidas
todos comen
mierda, mierda tan mierda
como la
mierda que los poetas usan
para
empachar sus narices en los bares
cuando
aparentan normalidad.
Intersticio
yo y todas las cosas,
intersticio
duro y muerto como una piedra.

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